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Presentación de la nueva Web de SIPIE. Vicente Manzano.
Enviado por: Webmaster () el día 02-11-2005


Vicente Manzano Arrondo
Presidente de SIPIE

En la segunda mitad del siglo XIX, un niño vivía impresionado por los acontecimientos que tenían lugar en su ciudad. Ésta se encontraba situada en la frontera de varias regiones con culturas, religiones e idiomas diferentes. La violencia no era extraña. Los barrios del municipio se estructuraban en función de la identidad cultural, religiosa y lingüística de sus habitantes. El pequeño llegó a una cadena de conclusiones: “en mi ciudad hay enfrentamientos indeseables; es porque la gente no se comprende, no conoce a los demás, no es capaz de ponerse en su lugar, no se comunica; y no lo hace porque no hablan el mismo idioma; deberíamos potenciar un idioma común, que permitiera a las personas conocerse y respetarse; pero no puede ser ninguno de los que se hablan en mi ciudad, pues todos los barrios menos uno se rebelarían contra el dominio lingüístico; debe ser un idioma nuevo, una especie de segunda lengua universal que usen las personas de diferentes cunas para comunicarse entre sí”. Este niño, Zamenhof, creció aprendiendo con soltura varios idiomas y accediendo de manera operativa a otros. A lo largo de los años fue dando forma a su sueño, hasta que a finales del XIX publicó un sistema para su proyecto de lengua universal, firmando con el pseudónimo del Dr. que tiene esperanza. En su idioma, Dr. Esperanto.

No es nada nuevo escuchar que somos animales sociales. Las personas nos identificamos como tales porque buena parte de nuestra identidad es prestada por el entorno en el que hemos nacido y en el que vivimos. La comunicación, por tanto, no sólo es argumento de nuestra condición de personas, sino una necesidad ineludible para vivir y para convivir. La ausencia de comunicación genera y mantiene la ignorancia. Y ya desde los remotos filósofos griegos, consideramos que es la ignorancia lo que sustenta los comportamientos de dudoso contenido ético. Esta necesidad de comunicación estimuló la mente de un niño que, una vez adulto, inició un movimiento del que participan hoy millones de personas. Esta necesidad de comunicación estimula todos los días el surgimiento de iniciativas de lo más variopintas, en forma de movimientos sociales, organizaciones públicas, estamentos internacionales, eventos de encuentro, etc. Pero la comunicación no es posible si el idioma que se comparte no es el mismo, si no sirve para que los interlocutores se entiendan mutuamente. Así que por todos lados observamos iniciativas que intentan hacer posible ese entendimiento. El código ASCII fue durante mucho tiempo el esperanto de la comunicación entre concreciones de software. Lo mismo ocurre con el código de la circulación, las propuestas ISO, los símbolos de los mandos a distancia, etc. Cada vez más, desde los grandes proyectos hasta los pequeños detalles técnicos, los logros son difíciles de entender si no se asume el entorno de comunicación en el que han sido desarrollados.

La progresiva y avanzada compartimentación del conocimiento, junto con la natural creatividad de la actividad humana y la tendencia a repetir e insistir en los mismos hallazgos, los mismos vocablos y los mismos conceptos por parte de la comunidad académica, han propiciado una tendencia contraria: cada vez resulta más difícil que personas de diferentes trayectorias formativas lleguen a entenderse. Y, sin embargo, la realidad, caso de ser algo diferente a quienes la percibimos, se ajusta mejor a una colección de problemas o de asuntos, que a un conjunto de perspectivas disciplinares. Por eso cada vez resulta más urgente compartir espacios, tiempo y contenido entre profesionales que recorrieron caminos diferentes en su aventura de generar conocimiento. El entendimiento, junto con la conciencia de que no dejamos de compartir inquietudes similares, propicia dar el salto desde la compartimentación hacia la solución real de problemas reales.

Así nació SIPIE, como una reunión de personas que, a pesar de hablar idiomas casi incompatibles porque provenían de estudios superiores diferentes, compartían la inquietud y el interés por la metodología de encuestas. A este núcleo central se le unió, ya desde el momento cero, una saludable propensión a no evitar el calor humano, es decir, a favorecer las múltiples oportunidades de aprendizaje que brinda la mezcolanza, el enfrentamiento pacífico de puntos de vista diferentes, vocabularios no coincidentes y hábitos de acercamiento a los objetos de estudio con elementos diferenciadores. En cuanto ha propiciado SIPIE, como la revista Metodología de Encuestas o las ediciones del Congreso de Investigación mediante Encuestas, la motivación principal siempre ha sido la creación de espacios comunes para comunicar, informar, enseñar y aprender sobre cuanto tiene que ver con la metodología de las encuestas. Cabe esperar, además, que el comportamiento de las personas que amplían su campo de visión gracias a estos espacios, no agoten su sabiduría en los aspectos técnicos del diseño y ejecución de encuestas, y que sean capaces de insertar éstas en un marco más amplio, global, donde tienen sus causas y generan sus consecuencias.

En todas estas actividades, el boletín de SIPIE tiene una función especial, tal vez la que mejor representa el espíritu de lo dicho hasta ahora. No sólo constituye un foro en el que las personas asociadas a SIPIE extienden el interés por aprender y compartir en torno a las encuestas. Es también un lugar de encuentro más amplio, con mayor libertad de acción que los constreñidos formatos de las publicaciones académicas, profesionales o científicas al uso. Un lugar donde tienen cabida reflexiones y puntos de vista que difícilmente verían la luz en otros entornos. Es una publicación, en definitiva, al servicio de la motivación amplia, holística, de quienes hemos encontrado en las encuestas un objeto de interés para el estudio teórico o para la aplicación. Esta amplitud de miras debería permitirnos ver en el boletín no un cajón de sastre o una segunda opción a la posibilidad de publicación de informes, sino una verdadera oportunidad para comunicarnos.

Espero que consigamos de esta iniciativa una herramienta útil, tal como promete ser. Y sólo hay una forma de hacerla realidad: participar en ella, dándole la forma y el cometido que más nos satisfaga mediante la contribución. Desde estas líneas os animo a conseguirlo y espero, como tantas otras personas con ilusión en el proyecto, leeros y aprender de vuestra experiencia, de vuestra reflexión, de vuestro ensayo y de vuestras dudas o interrogantes.


Vicente Manzano Arrondo
Presidente de SIPIE


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 Fechas de envio para el Congreso....

Enviado: 16/1/2006 11:55  Actualizado: 16/1/2006 11:55

karmele


Se unió: 8/11/2005
Desde:
Envíos: 1
Me llama la atención que no encuentro página del Congreso con fechas y otro tipo de detalles.

Andan por aquí???

Un cordial saludo,

Karmele Fernández
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